Nací y me crié en Ponce. Si bien mi familia vivía en el campo, pasé mucho tiempo de mi niñez en el casco urbano. Allí fue donde aprendí a correr bicicleta, donde hice mi primera máscara de vesicante y donde experimenté las primeras dosis de vida independiente al caminar a la esquina a comprar pizza o dulces. La libertad que tenía en el campo, se complementaba con el sentido de posibilidad que ofrecía la vida en la ciudad. Creo que eso es algo que nunca me ha abandonado.
Tras completar mis estudios universitarios, regresé a Ponce para trabajar como abogado en las mismas calles que recorría de niño. Buscando conectar en mayor profundidad con la vida urbana, me mudé al “pueblo” en el 2015. Aunque los terremotos del 2020 nos obligaron a alejarnos de aquel hogar, no pierdo la esperanza de regresar a esa vida que teníamos. Estoy convencido de que, recuperando nuestros espacios urbano, recobraremos aquello que le daba una fuerza única a nuestra ciudad: el sentido de comunidad que se ha perdido por las transformaciones sociales y los desastres naturales de las últimas décadas.
En el 2019 decidí aspirar a la Legislatura Municipal porque entendía que era necesario que se pudiese transmitir con claridad lo que ocurría en ese cuerpo y que afectaba el día a día de Ponce, al mismo tiempo que se pudiesen ofrecer nuevas perspectivas a problemas viejos. A través de ese trabajo, he tenido la oportunidad de conocer el potencial de la función legislativa y a reconocer la importancia de buscar soluciones a los grandes retos que nos afectan como ciudad: la desigualdad, la falta de vivienda, los escollos internos y externos que limitan nuestro desarrollo económico y social.
Para hacerle frente a esos retos, con la valentía que nos distingue como ponceños y ponceñas, he decidido aspirar a ser el próximo representante por el distrito 24 para que Ponce diga presente en la Cámara.